lunes, 16 de noviembre de 2009

MICRORELATO (corregido)

Un día de lluvia me dirigía a París, ciudad en la que todos los sueños se hacen realidad, con toda mi familia. El encuentro con aquella ciudad fue magnífico y la gente fue impresionante.
Visitar la Catedral de Notre Dame fue espectacular ya que la mirada se te perdía nada más mirar la fachada: parecía que sus torres llegaban al cielo y abrazaban las nubes. El interior del edificio mostraba una arquitectura esplendorosa porque todo parecía de oro y te hacía sentir en la gloria. Aunque el tiempo no era muy cálido, los días se pasaban rápidos y entretenidos. Cada día me parecía un mundo distinto.
Uno de los últimos días estuvimos en Disney World, lugar en el que los recuerdos se hacen presentes; me hizo recordar mi niñez y aquellos dibujitos animados que me ponía mi madre a la hora del almuerzo. Plutón, Minie, Blancanieves..., todos esos personajes parecían de verdad y cada vez que se acercaban a mí me emocionaba. Aquel parque hacía que te sintieras como alguien especial y toda mi familia se quedó admirada con todo lo que veían porque parecía irreal.
La vuelta a mi añorado país fue agradable pero dejar atrás todo aquel mundo que me hizo sentir muchas sensaciones me parecía un poco triste.

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